ALGUNOS
COMENTARIOS
¡Hola Juana!
Quería comentarte algunos de los cuentos
infantiles que me mandaste.
El primero, Pepita y sus Amiguitos: bien
logrado el recurso de personalización de los peluches, muy bien hilvanados los
diálogos.
En Los Reyes Magos, se combinan la magia
de la fantasía de los niños y el ingenio de los adultos para que no pierdan su
inocencia. El cuento del Pony tiene su moraleja, la lección que el
anciano le da a la niñita soberbia.
Y, sobre Bochita… La Mulita ¡Me encantó
la historia Juana! Y como moraleja: “no criar como mascotas a animalitos
silvestres que necesitan vivir en su hábitat.”
Elba Barla -Profesora en Letras y
escritora-
Juana:
Muy tierno tu relato Bochita… La Mulita. Realmente me encantó. Se lo narraré a
mi nieta. Te felicito. Julia Guardia Ríos (Bibliotecaria)
Me
encantó el cuento Bochita... La Mulita. ¡Qué ternura! Hermosamente narrado
Juana, uno quiere saber qué pasó con Bochita lo que hace que la lectura sea
apasionante. Una historia infantil como pocas… Además deja una enseñanza muy valiosa,
respetar el hábitat de los animales.
Devolverlos a sus crías. ¡Hermosa lección!
Cristina
Barla – Escritora -
Estoy encantada!!!! Maravillada desde la tapa hasta el final, en principio
la idea me pareció genial, "un canal de comunicación entre
generaciones", y compartir los dibujos de tus nietos en el libro emociona.
Observé los dibujos y sigo maravillada, como cada uno se hace presente en sus
dibujos que los representa mostrando las diferencias de personalidades. Maia
con sus dibujos detallistas, delicados, con orden y transparencia, son frescos,
y desde tan chiquita ya incorpora la línea de base en sus dibujos al
igual que Mara, y manejan las perspectivas, y comparando al paso de los años el
avance en cada dibujo es interesante; en Jana la creatividad y complejidad en
sus dibujos es notable. Y bueno el garabato de Milo... toda una obra de arte,
tan chiquito, pero es así lo llevan en sus genes sin duda pero notablemente
tienen un incentivo, una estimulacion para sus producciones.
María Victoria Pérez de San Román - Licenciada en Psicología -
PEPITA Y SUS
AMIGUITOS
Cuentos
infantiles
Juana Cascardo
Por Jerónimo
Castillo
La escritura, que siempre ha sido para comunicarnos con nuestros
semejantes, es precisamente semejante a nosotros mismos, que a su vez lo somos
con aquellos a quienes dirigimos el mensaje.
Por ese motivo hay una inveterada
costumbre que ha viajado con nosotros desde que nos lanzamos a la aventura de
escribir, que es dirigir las formas expresivas para que realmente los
receptores puedan interiorizarse de nuestras palabras, que es lo mismo que
interiorizarse de cada uno de los sentimientos que habitan en nosotros.
Si bien ello constituye el norte al que apuntan nuestros esfuerzos, a
medida que hemos ido aprendiendo el idioma en el estilo que adoptamos o se nos
fue dando, comenzamos a palpar que escribíamos para este o aquel otro público
lector.
Sin embargo una materia siempre queda pendiente. Quizás porque otros no la
superaron con respecto a las necesidades que habitaron en nosotros desde
tempranas edades.
Niños aún, con el recién aprendido vocabulario que permitió sumergirnos en
el mundo de los duendes y los gnomos, comenzó la etapa del “Había una vez…”
con que cada uno de los cuentos, primero de la abuela y luego de los libros de
cuentos, nos hicieron vivir el fantástico mundo de los sueños.
A medida que fuimos caminando esas fantasías, la predilección por los
autores determinó aceptar este tipo de literatura, hoy llamada literatura
infantil, pero que para nosotros era la única que valía y por ello nos erigimos
en sus adeptos sin más consideraciones.
Lo que en ese momento no sabíamos, era que la simpleza con la que los
cuentos nos llevaban al fantástico reino de los personajes, constituye una de
las formas más difíciles de la escritura.
Es muy difícil escribir fácil, hemos oído en reiteradas oportunidades. Hoy
nos damos cuenta de ello y quizás constituya la barrera que no todos pueden
sortear para comenzar a escribir para los niños.
Juana Cascardo ha vencido esa barrera. Y tan es así, que su libro de
cuentos infantiles “Pepita y sus amiguitos” es el mejor testimonio que da
muestras de ello.
¿Estará pagando con sus cuentos infantiles esa deuda que dejamos sin
saldar? Yo creo que sí, y de tal forma, que con sus cuentos hemos revivido las
pequeñas grandes cosas que formaban la cotidiana ensoñación, con sus anhelos,
sus decepciones, la esperanza de que el rayo de luz quitara el entrecejo de los
mayores cuando no podían cumplir con el inocente pedido.
¿Quién no ha leído el relato de la noche de Reyes Magos? Pues parece que
hay otras formas de contarlo, y Juana las ha encontrado. La autora se ha
convertido en el hada madrina que complace el deseo de los pequeños, tan actual
como el que han tenido todos los niños del mundo desde que en sus corazones
tuvieron consciencia de que el milagro podría producirse.
La pregunta que Juana Cascardo se hace respecto sobre si será del agrado de
los niños su literatura, cuando ya tiene destinatarios en su propia familia de
los cuentos que quizás no pudo escribir para sus hijos cuando eran pequeños, y
ahora en sus nietos encuentra la respuesta, cuando ellos mismos acompañan con
sus ilustraciones lo que la abuela les cuenta.
Los niños –sabemos- son jueces implacables, y con el sólo gesto o con “me
gusta” o “no me gusta”, ponen en aprietos al más pintado. Juana Cascardo no
sólo ha vencido la barrera del atreverse a escribir para niños, sino que lo ha
hecho impecablemente y ese niño que todos llevamos de por vida dentro, está
diciendo que eran los cuentos que nos faltaron leer cuando la lectura conformaba
uno de los placeres a que accedíamos.
Felicitaciones a la autora y bienvenida la obra para deleite de los niños
del mundo.