Haz de Nomeolvides

Haz de Nomeolvides
Haz de cuentos infantiles dedicados a mis nietas y nieto, dibujos de Jana, Maia, Mara y Milo. Además poemas y cuentos infantiles de otros autores

sábado, 12 de marzo de 2011

MICAELA Y SU REINO








Había una vez una nena de brillantes cabellos cuyos bucles caían como cascada sobre sus hombros; con ojillos picarones de mirar profundo de intenso color azul. Su carita era hermosa y siempre estaba risueña; ya fuera de mañana, como en la tarde o noche.
Micaela (Mica, como le decían sus primitos), tenía una expresión de alegría en su rostro perfecto. Irradiaba simpatía adonde quiera que estuviera.
A la niña le gustaba mucho oir el canto de los pájaros, de las aves canoras y también el croar de las ranas en los charcos cercanos, de los sapines que se acercaban a su ventana y prestaba atención a los grillitos que también salta que te salta, se le aproximaban.
Amaba tanto el canto del gallo en la madrugada – Ella se despertaba para oírlo cantar – como el gorgojeo de una parejita de “churrinches” que había construído su nidito en el hueco entre la pared y los tirantes del techo de la galería de su casa.
Pasaba horas de su tiempo escuchando e imitando el canto de los pájaros que acudían a su jardín porque ella les ponía miguitas de pan remojadas en agua o semillitas de mijo.
Micaela podía reproducir sin dificultad el encendido canto del hornero que construía su hogar a pocos metros de la puerta de ingreso al suyo; como el alegre, divertido y variado cantar de los churrinches y también, cuando creía no ser vista ni escuchada, hablaba en el extraño lenguaje “croático” de los sapines.
Con éstos, mantenía todas las tardecitas, mientras su mamá preparaba la cena, largas conversaciones. Ellos quizá le traían noticias de las plantas, de las mariposas, de los estanques que reflejaban los rayos plateados de la luna o de la proximidad de necesarias; pero, temidas lluvias de verano.
¡Vaya a saber qué cosas se contaban!...
Pero lo cierto era que Micaela se sentaba debajo de su ventana y casi al instante venían tres, cuatro…, muchos sapines con su color amarillo-verdoso, con sus ojillos relucientes y se quedaban en rueda, croando: croac…, croac… Y Ella les contestaba imitando el sonido a la perfección.
Así día a día, y principalmente a la puesta del Sol, Micaela y sus amiguitos pasaban largos ratos juntos; disfrutando de esa extraña amistad que nace entre los seres vivientes sensibles.
Hasta que, luego de una tormenta tremenda en que refulgía y tronaba el cielo cargado de electricidad y bramaba un viento huracanado y persistente, desapareció el nidito de los churrinches. El de los horneros amaneció partido en mil pedazos y los sapines, no volvieron a croar debajo de la ventana de la pieza de la nena; quien buscaba y clamaba por los ausentes que quizá el viento había llevado lejos…
Tanto afectó este hecho la sensibilidad de Mica que se puso triste, dejó de comer y ni cuando venían sus primitos a visitarla se la veía reír.
Sus padres comenzaron a inquietarse. Consultaron a su médico y éste les dijo:-“Está viviendo un momento de melancolía y hay que buscar algo que motive su interés, que la saque de ese estado emocional. No es cuestión de medicamentos”- cerró así la consulta.
Pensaron y repensaron los padres de Micaela en mil maneras de distraer a la niña; mas Ella permanecía indiferente.
Hete aquí, que como eran padres inteligentes y observadores; que criaban en forma directa a su hijita, recordaron que ellos habían filmado en varias oportunidades a Mica mientras sostenía sus conversaciones con los sapines y también cuando reproducía el canto de los horneros, el gorgojeo de los churrinches y el estridente ulular de los grillos.
Esperanzados comenzaron a buscar el material que nunca habían mirado ni escuchado; porque la intención de ellos era dárselo a su hija cuando creciera, como testimonio de sus momentos de infancia; nada más.
Así fue que pusieron el material en el reproductor de videos, una noche de tantas en que la hija, sentada a la mesa familiar, miraba la comida sin querer probar bocado.
Primero, el papá conectó el reproductor, dejándolo en bajo volumen.
Luego, la mamá acercó la pantalla y subió el volumen de modo tal que poco a poco el ambiente todo del living-comedor fue un trinar, un croar sólo interrumpido por la tierna voz de Micaela; quien dialogaba con sus amiguitos, como si estuvieran allí.
Preocupados aunque expectantes, los padres miraban con disimulo a la niña y continuaban con la cena, como si nada pasara…
Al cabo de unos instantes, los ojos de Mica comenzaron a iluminarse, y en su boca apareció esa sonrisa hermosa que tanto extrañaban.
Sin decir una palabra, se levantó de pronto de su sitio, se puso a bailar y a cantar imitando los sonidos que emitía el aparato que había reproducido con fidelidad los más hermosos momentos de comunicación entre la nena y sus queridos amigos. Mientras los imitaba, decía los nombres que les había puesto a cada uno: la ranita croka, los sapines: coco, tito y babi; el grillito: grigri, los churrinches: quico y quica; los horneritos: pico y lala.
Hasta que, agotada, la niña fue al encuentro de sus padres a quienes abrazó feliz, de ver y escuchar nuevamente a sus tan queridos amiguitos del reino animal.
Ellos también la abrazaron felices al ver otra vez, la risa diáfana en el hermoso rostro de su querida hijita.
En La Plata, 8 de Mayo de 2009
Para mi nietita más pequeñita: Mara con todo cariño
JUANA C. CASCARDO

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INTENCION DE LA AUTORA

La intención al abrir este blog es de mostrar mis cuentos infantiles. Aquellos que fui escribiendo a medida que nacían mis nietas y en los cuales he pretendido expresar mis sentimientos, mi emoción, creando a través del lenguaje literario, una comunicación que preserve del olvido esa etapa maravillosa de la infancia de ellas, la que he compartido desde mi visión de abuela, de mujer de edad madura. Pero, también es ir mostrando lo que otros autores hacen en materia literatura infantil; así como dibujos, fotografías, ilustraciones; todos realizados por niños de diferentes edades, entre los cuales aparecerán los de mis nietas. JUANA C. CASCARDO