Haz de Nomeolvides

Haz de Nomeolvides
Haz de cuentos infantiles dedicados a mis nietas y nieto, dibujos de Jana, Maia, Mara y Milo. Además poemas y cuentos infantiles de otros autores

miércoles, 26 de junio de 2013

EL OSO SINFOROSO Y EL OSO VIOLINERO

HISTORIA DEL OSO SINFOROSO Y EL OSO VIOLINERO


Había una vez, una pareja de Osos que querían tener un hijito. Lo esperaban y no llegaba; hasta que, un día, la Osa dijo: -iré a ver a la Señor Lechuza Blanca para que me diga cuándo podré tener un hijo.
El Oso, le contestó:-si esa es tu voluntad, hazlo.
Y así fue como la Señora Lechuza Blanca que atendía en lo alto del árbol de la adivinación pronosticó: -Señora Osa, un osito viene en camino. Será más pequeño que los demás, pero, muy tierno y famoso.
Entonces la Osa, llena de emoción le dio un beso a la Lechuza Blanca y partió como un rayo a contarle a Papá Oso; quien, cuando se enteró que Ella sería mamá, la abrazó muy pero muy fuerte y le dijo: -No me importa que sea pequeño. Será nuestro hijo y lo querremos mucho.
Pasó el tiempo y llegó el bebé pequeñito, un poco débil para ser hijo de Osos; pero, cuando lloró, su primer llanto fue para el placer de los papis como una sinfonía y por eso, se les ocurrió el nombre de SINFOROSO. Y le quedó puesto ese nombre.
Como ya les había contado, Sinforoso no era grande ni fuerte como los demás oseznos; mas tenía una agilidad que le permitía trepar muy rápido a las ramas de los árboles en busca del alimento que más les gusta a los osos: “LA MIEL”, de los panales de abejas y avispas… Y, tan dúctil era su cuerpo que en el instante en que las obreras lo perseguían por comerles la miel, él rodaba como si fuera una pelota y sollozaba. Como su sollozo parecía música producía el encantamiento de quienes dejaban de perseguirlo para detenerse a escucharlo.
Así fue creciendo sinforoso. De panal en panal devoraba toda la miel que encontraba. Seguía siendo pequeño y redondo, de tanto dulce que consumía y no tenía músculos fuertes. Pero, sucedió que un día, mientras el osezno tenía medio cuerpo metido dentro del tronco de un árbol, y se encontraba comiendo la rica miel, pasó por allí Hércules (un osezno musculoso, fuerte, alto y vigoroso que practicaba gimnasia). Este vio la parte trasera de Sinforoso –Lo único que quedaba afuera del tronco- y de inmediato con su instinto y su olfato muy desarrollados se dio cuento de lo que hacía el gordinflón.
Entonces, respiró hondo, se plantó con sus piernas abiertas ante Sinforoso, lo tomó con sus brazos poderosos, lo arrancó del panal de un tirón y dando una voltereta lo elevó por el aire para dejarlo caer en un charco inmenso que parecía un lago; y meter luego su hocico en el panal y comerse todo lo que quedaba.
Sinforoso dio con su trasero en el fondo del barroso  charco y con toda su trompa embadurnada, con su pecho pegoteado por la miel, comenzó a lavarse sollozando porque le habían quietado su manjar; porque Hércules dejaría el avispero vacío, porque le dolía mucho su trasero y porque le costaba sacar el pegote de su piel…
Mas, ya les dije que los sollozos del pequeñín eran como música sinfónica.
Al rato, todos los animalitos del bosque rodeaba al osezno encantados de oírlo. Llegaban y se quedaban sentados escuchándolo. En primera fila las ardillitas, luego venían los mapaches, más atrás los ciervos con sus bellas cornamentas y finalmente la familia de los osos pardos, los grises… y quizás, algún oso blanco. Hasta los pájaros y las aves canoras volaban en bandadas en torno del pequeño oso que seguía llorando, pidiendo por su mamá.
De entre los espectadores apareció un Oso más grande (que bien pudo haber sido su Tío) y comenzó a tocar su instrumento preferido: el violín, de modo tal que entre los sollozos de Sinforoso y la melodía del Oso violinero, formaron un dúo que atrajo a todos hasta el charco; entre ellos los padres del osito quienes, admirados, no podían creen lo que veían y escuchaban.
Para no interrumpir el espectáculo mamá Osa esperó a que terminaran su interpretación y corrió a abrazar a su hijo y a quitarle el pegote de su piel con toda la paciencia de las mamás emocionadas por la ternura de sus críos.
El Osito se olvidó por completo del dolor de su trasero, también de la bestia de Hércules y de los avisperos para disfrutar del cariño de mamá y papá osos.
Pero…, aquí no termina la historia…
El Oso Sinforoso
Y el Oso Violinero
Recorrieron
Con su música
El mundo entero.
Primero caminando
Entre los árboles del bosque,
Luego,
Se compraron una bicicleta
Y así iban y venían
Con su mini orquesta
Más adelante
Con la plata que ganaron
Compraron una motocicleta
Y por los caminos del bosque
Al Oso Sinforoso
Y al Oso Violinero
Todos los llamaban
Los Osos Motoqueros.
Aprendieron a bailar
Y al escenario subieron
Tanto fue su éxito
Que compraron una avioneta
Y con la voz de Sinforoso
Y el violín de Violinero
Recorrieron, por aire
El mundo entero…
Los ovacionaron en Nueva York
En París, en Buenos Aires,
Y hasta en Japón los aplaudieron.
Se llenaron los bolsillos
Y así, llenos de dinero
Se dijeron:
-¿dónde hay más panales?
_ ¿Dónde los mejores avisperos?
-¿Dónde más amigos Osos
Que nos quieran?

Así fue que volvieron
Por los caminos del bosque
A cantar
A bailar
A tocar el violín
Para los oseznos más pequeños…
Y a comer tanta miel
Como en los viejos tiempos.
Y Colorín colorado
El cuento ha terminado.
Sinforoso y Violinero
¡Recorrieron con su música
El mundo entero!

Este es un cuentito que se me ocurrió de madrugada en que me desperté y no podía conciliar el sueño. Sería quizá porque tenía la historia rondando en mi cabezota. Para mis nietas tan queridas y ahora para los cuatro: las nietas y el nieto a quienes quiero con todo el corazón
Para que lo lean  y dibujen o pinten o hagan una obrita de teatro; se disfracen, bailen y canten.
Pero eso sí, para que estén todos contentos ¡Eh!... ¡Fuera la tristeza!

JUANA C. CASCARDO (inédito) Imagen: pintura de mi nieta Mara, 4 años y seis meses.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

INTENCION DE LA AUTORA

La intención al abrir este blog es de mostrar mis cuentos infantiles. Aquellos que fui escribiendo a medida que nacían mis nietas y en los cuales he pretendido expresar mis sentimientos, mi emoción, creando a través del lenguaje literario, una comunicación que preserve del olvido esa etapa maravillosa de la infancia de ellas, la que he compartido desde mi visión de abuela, de mujer de edad madura. Pero, también es ir mostrando lo que otros autores hacen en materia literatura infantil; así como dibujos, fotografías, ilustraciones; todos realizados por niños de diferentes edades, entre los cuales aparecerán los de mis nietas. JUANA C. CASCARDO